Marco A.González. Espacio particular para conservar y compartir mis publicaciones
martes, 17 de mayo de 2022
SOY FRANKENSTEIN...
SOY FRANKENSTEIN...
Ayer vi una ''peli'' que me suscitó bastantes cosas ... si, una de Clint Eastwood, como director , donde explora la infame historia de Richard Jewell, un vigilante de seguridad que es muy celebrado como un héroe al salvar de la muerte por explosivos a la multitud en un concierto y luego es acusado de terrorismo. Todo ocurrido durante los atentados perpetrados en las Olimpiadas de Atlanta de 1996. Desde la cámara del director, nuestro Clin, hace ver como se maximizan los errores de la prensa hasta acabar convirtiéndola en chivo expiatorio de tal manera que Eastwood se suma a esa moda de etiquetar a los medios de fabricantes de «noticias falsas» y hasta comenta: ''Considero importante narrar lo que vivió Jewell, porque es una tragedia norteamericana que merece la pena puntualizar''. La gente lo acusó rápidamente, le culparon de terrorista cuando en realidad era un héroe... es un hecho verídico, que me recuerda como hasta en películas ficticias de la antigüedad del Cine, existen paralelismos con éste de la vida real.
Claro, que es lo que atrae o me atrae de esta película, que como siempre decimos, entre ''bueno y tonto'' hay un escalón muy pequeñito. Este guardia jurado es un ser grande , gordo, buena persona y no es tonto, pero es tan bueno que él justifica lo que no tiene razón de ser y perdona y tapa todo ... y eso en la Biblia tiene validez... como un cordero de Dios, como un manso... pero en la vida real , ni de coña¡¡.. .¡¡los hacemos mistos¡¡¡
Este Jewell, me recordaba al personaje ficticio de Frankenstein porque verdaderamente, ¿qué nos atrae más del ser, o de estos seres en cuestión, adoramos u odiamos a estos ''Frankensteins'' por su torpe monstruosidad o por esa inocencia tan entrañable?. Al fin y al cabo él no pidió ser “creado”, ni el guarda jurado nacer así, entonces...¿por qué debían ser sometidos al escarnio y persecución de la masa encolerizada?. A fin de cuentas su único pecado había sido arrojar al agua a aquella repelente niña… como nuestro querido y monstruoso guarda jurado que por su perfil tenia que ser culpable de acto terrorista sin ninguna prueba que lo incriminase y si cientos que le convertían en héroe, ¡¡él encontró la mochila llena de explosivos¡¡... y por tanta inocencia, ambos, acabaron sufriendo como pago social, persecuciones de la misma guisa, tan crueles como destructivas.
En nuestra vida cotidiana nos encontramos a demasiados Frankenstein… y enseguida nos viene a la mente el imperial Boris Karloff, con esa figura desgarbada llena de patetismo y dulzura a partes iguales, que consiguió hacerse un hueco en nuestro corazón para siempre. Frankenstein siempre será Karloff y este siempre será… Frankenstein. Pero pese a esa dulzura de los ''Frankensteins'' que conocemos, que habitan nuestra vida, esos amigos, conocidos ''buenazos'' todos, con apariencia torpe, que tarde o temprano, si, todos, acabarán probando el látigo de nuestra crueldad y serán tratados injustamente...si, sin duda alguna, nos aprovechamos de su inocencia tratándola como ingenuidad , situándonos por encima de ellos y hacemos un uso aprovechado de estas personas, hiriéndoles sentimientos y añadiéndoles frustraciones al presentarnos así ante ellos , cuando esperaban algo mas de nosotros y que culminarán ocasionándoles, muchas veces, daños irreversibles.
Mary Shelley que es la creadora de la figura de Frankenstein contó en su diario cómo durante las noches de todo un mes, su marido, le leyó en voz alta ''El Quijote'' cuando un grupo de escritores, entre ellos Lord Byron, se resguardaban en Suiza del mal tiempo. Fue entonces cuando en el ánimo de matar el tiempo convocaron un concurso de relatos de terror que sólo se tomó en serio Mary. De aquella iniciativa nació la historia del monstruo creado por el doctor Víctor Frankenstein. Así, me introduzco en la tercera obra para demostrar que no tenemos remedio, pues este ser también inocente, un tanto tarado por tanta lectura de caballería, acabo de forma similar a mi referido guardia y a mi querido Frankenstein,
las lecturas ''quijotescas'' hicieron mella en la escritora como se pone de manifiesto en el relato de las andanzas de su gigante: hay una referencia a Sancho Panza en el prólogo; utiliza la misma técnica que Cervantes, con múltiples narradores y, además, Mary recrea la famosa historia del cautivo en un episodio similar de Frankenstein... que maravilla y revelador El Quijote... cuantas curiosidades paralelas que evocan una realidad intemporal como es la Crueldad ante la Inocencia.
De una manera u otra , mezclando realidad y ficción , encontramos la vida misma , el severo castigo que ''arreamos'' a la inocencia y nos damos cuenta, no únicamente de como tratamos a estos seres inocentes, lo peor de todo y es lo que deberíamos meditar, es que todos alguna vez hemos sido ''Frankensteins'', todos somos ''Frankensteins''... y sino...sin duda, ¡¡mucho ojo¡¡... alguna vez... lo vamos a ser.
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