Marco A.González. Espacio particular para conservar y compartir mis publicaciones
martes, 3 de mayo de 2022
DESDE MI BALCON
DESDE MI BALCON
Hoy se está retrasando, desde que teníamos ocho años la miraba desde mi balcón, que niña ,mas guapa me parecía, pero nunca le decía nada...solo jugábamos cada uno tras sus barandas, pero a mi me ''recosquilleaba'' mi barriga sin saber bien que significaba eso... un día, así de niña desapareció... y no volvió a habitar ese balcón nadie en ocho años, en el que yo soñé con verla alguna vez y como seria esa chica ... si, parece retrasarse, normalmente tiene una rutina muy marcada, imagino que implantada desde que era cría con los cabellos dorados. Es muy estricta con sus horarios, tendrá alguna carta de un familiar o amiga y la va leyendo escaleras arriba. Ahora me siento como el que está esperando a la puerta de un cine, vestido con lo mejor de su armario, embadurnado con el perfume que le ha recomendado la dependienta de la droguería de bajo de su casa, perfume que casualmente cuesta casi como la entrada de un piso. Nervioso, impaciente, viendo cómo pasan los minutos, cómo va entrando la gente y la cola de la taquilla se va acortando, y ella sigue sin llegar...
¿Llegará? ¿Le habrá pasado algo? ¿por que no se asoma al balcón?...¿tanto se tarda en subir cuatro pisos?...
Pero no, aquí estoy mirando de manera casi furtiva, a escondidas de todo el mundo, esperando a que salga de donde esté escondida o lo que sea, qué más da¡¡. Han pasado ya quince minutos y aún no aparece, me empiezo a preocupar… Pero ¿qué me pasa? Si no es más que mi vecina, una chavala sin nombre ni historia para mí, ¿cómo puede ser que espere con ansia todos los días este momento? Yo sólo quiero verla a ella, cada día.
Ahí está, por fin.
Me gusta, si, lleva el pelo suelto, muy largo, creo que recién lavado. Me gustan las ondas que se le forman sobre sus hombros, me recuerda a un pañuelo de seda que abriga un cuello con esa delicadeza tan particular, de una seda rojiza. Se pone esos mini pantalones se pone una sudadera gris con capucha, esta chica tiene que aclararse con lo que se pone... tiene frio o calor?? Pero me da igual, le queda tan bien… Ya ha cogido su postura, siempre la misma, seguro que ha hecho gimnasia en los años de ausencia ¡qué manera de contorsionarse para conseguir ponerse cómoda! Me encanta cómo se acurruca. Seguro que huele a nubes, una mujer así debe tener un olor mágico, como a criatura celestial, al olor del rocío al amanecer.
Y con dieciseis años que tengo , se me cae la baba... ¡¡Qué cerca está… y a la vez qué lejos¡¡, tan solo nos separan unos ocho metros... pero parecen como ocho vidas... se que no es tan guapa como la vi de niña, ni tan fina o educada.. pero eso ya no importa , la tengo idealizada y la veo así. Salgo al balcon con una camiseta sin mangas , pues la veo ''macarrilla'' y por tanto podría resultar su prototipo de hombre ideal, sé que estoy tan en forma como ella... mas¡¡¡...pero mi estilo no acaba de encajar con sus fulares coloridos o sus pantalones rajados, pero ahí permanezco hasta en la siesta al ''solato'', cuarenta grados, y tirando de musculitos... Y por mas que veía que aquella niña de ondas doradas, dulce, delicada... había desaparecido mi sensación era parecida a la que sentí años después por algún amor... ¡¡¡el día que no la veo es un día perdido¡¡¡¡
Si, le tenía ''cogidas'' las vueltas, ella aprovechaba el atardecer y la brisa vespertina para salir al balcón a leer alguna novela y yo, mientras, cada vez estaba más interesado por lo que acontecía en mi calle, qué cosas... cuando esa atención también era por no imitarla, cuando a mi me gustaban las del ''Oeste'' de Marcial Lafuente Estefanía y no leía en su presencia.
Y ocurrió... fue el día del solsticio, temprano en la mañana, cuando me asomaba como siempre, hoy, a punto de las vacaciones estivales ese jueves veintiuno, como era rutina en mi, una rutina adquirida inconscientemente, después del desayuno me comía unas galletas en mi balcón. Y de repente se me quitó el apetito, lo que asomaba por esa ventana no era esa chavala que yo tenía idealizada como joven, alta y sofisticada dulce y diez mil epítetos maravillosos mas, era un idiota, un ''maromo'' descamisado y despeinado, un pedazo de macarra con pinta de delincuente, mas mayor que nosotros.. ¡¡¡un imbécil en toda regla¡¡¡. Tenía una actitud como si esa fuese su casa y ella su chica de toda la vida. Se recostó en el sofá, apoyó los pies en la mesita y se puso a ver la televisión, ¡será inútil! ... ¿o el inútil seré yo, por haber procrastinado tanto y habérsela llevado, el ''malo malote'.'..?
Así fue, en ese momento, ahí me di cuenta de lo que me estaba pasando. No eran los sucesos de la calle,no era la curiosidad de la nueva vecina, ni tan siquiera el morbo de ver una chica para mi atractiva en el balcón de enfrente. Lo que empezaba a sentir era mucho más profundo de lo que yo quisiera. No lo deseaba, no lo había buscado, pero sin embargo ahí estaba. detestaba a ese hombre, con todas mis fuerzas. Pero por el simple hecho de poder estar él en esa balcón y yo no. Tenía que asumirlo, ser valiente y afrontarlo, me había ''encaprichado'' al perder lo que ni siquiera pretendí...pero encapricharme... ¿de quién? de una ilusión, de una fantasía sin recorrido ni control. No era más que una chica joven que de vez en cuando se asomaba por el balcón a leer. Y eso ¿en qué me convertió a mí? ¿en un voyeur depravado y reprobable?
Tampoco debería ser para tanto...No quiero imaginarme a mi mismo, tan joven, como ese ser sucio y perverso... Tengo una vida de estudiante y muchas chicas a mi alrededor y muchos amigos... y no quiero tirarla toda por la borda, por un cabreo, por este ''amor'' onírico. ¿Y si es encaprichamiento? ¿y si no es de verdad amor? No hay un protocolo para enamorarse, el amor viene de mil maneras Ya no había discusión, yo estaba enamorado y ese tío era un imbécil.
Los meses pasaron y ese chulito de playa había pasado a mejor vida. Pero ella seguía ahí; preciosa, para mi percepción, sublime, repleta de dulzura. Yo ya no me sentía un acosador ni un voyeur... me gustaba estar e imaginar...y punto¡¡
Solo eran dos balcones los que me ofrecían el paraíso. El edificio es de la década de los sesenta, es un edificio pobre en ornamentación, parece más bien sacado de la Berlín soviética, rectilíneo, apagado pero eficaz con su función. Por suerte las ventanas eran amplias y la distribución de la casa hacía que tuviese una vista bastante generosa del interior. Me gustaba cómo los últimos rayos de luz del día se resistían a abandonar esos alféizares, era como un gesto de complicidad que tenía el sol conmigo para que pudiese seguir observando a esa chica. La luz no daba frontalmente y por lo tanto no era frecuente que corriese las cortinas. El salón era amplio, mantenía el suelo de mosaico original de la vivienda, lleno de colorido... dos colores¡¡¡... Los techos eran altos, o eso me parecía a mi.
Así que aquí estoy, buscando un momento con ella... pasaron décadas desde el último día, y hoy miro al balcón desde la calle, y recuerdo cuando me imaginaba coincidiendo en la cafetería de una estación, como en una peli en blanco y negro. La verdad es que no sé si me atrevería a dar el paso, tengo una vida y sé que ella lo desbarataría todo a mi alrededor, no sé si estoy preparado para eso. Podría ser una aventura maravillosa, intensa, alocada. Romper con todo y fugarme a lo desconocido, a un terreno inexplorado, a un terreno a veinte metros de distancia. A mi edad ese tipo de locuras no suele acabar bien, ella podría cansarse de mí, de mis sillas iguales o de mi barba canosa, ¡qué miedo! No podría soportarlo, yo se lo habría entregado todo, le habría dado las llaves de mi vida y le habría dado permiso para revolverla como un huracán a su paso por el Caribe. O no, a lo mejor soy capaz de enamorarla, de conseguir que mis pequeñas manías sean ese pegamento que une nuestras vidas. A lo mejor le gusta despertarse con mis buenos días y mi beso matutino. Tengo que ser serio, todo esto son sandeces, ella no quiere a un viejales como yo y dudo mucho que mi compañía sea lo que ella está buscando. Mi aspecto dista mucho al del imbécil.
Mejor me quedo con lo que tengo, en realidad es mucho más bonito, ¿no? No tengo decepciones. Me horrorizaría conocerla y ver que no es como yo me la imagino, que esa dulzura que asoma entre ventana y ventana no es real, que su pelo no huele como el rocío, que no le gusta acurrucarse entre mis brazos o que le molesta que vea películas de acción cuando ella quiere ver Sálvame. Que tiene un aliento pestilente al despertar o que su único propósito en la vida es verse guapa en las fotos de Instagram. Definitivamente es mejor así, quiero seguir teniéndola enfrente, que ya ni eso...en frente en mi imaginación y quiero que siga siendo mi momento del día donde nada más me importa, donde el mundo se para y me da un respiro. Soy un cobarde, lo sé. Pero a lo mejor soy un hombre cuerdo, ¿no?
- MARCOOOOO¡¡¡¡¡¡, ¿otra vez mirando ahí para arriba? ¡pareces un zombi! que miraras en esta calle???... De verdad que no sé cómo he podido aguantar tantos años a tu lado, estás en la ''babia''. Tienes a tu hijo esperando a que le ayudes con su trabajo
- Sí cariño, perdona. Se me ha ido la cabeza. Estaba viendo que han puesto un cartel en el piso ese que siempre está vacío.
- ¿Ahora te enteras? De verdad que estás ''apardalado'', no sé que te pasa, pero estás siempre en la luna. Pues ya que te gusta tanto ese piso, luego bajas la basura y le echas un vistazo de cerca.
- Ok amor, lo que tú digas.... ¡¡¡
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